Buenos días, continuando con mi regreso a este blog que tanto quiero, les comentaré un poco acerca de muchas inquietudes que estoy viviendo y experimentando en España durante estos últimos 2 años. Pareciera que la pandemia y su incalculable número de fallecidos y todo el miedo y los problemas que tuvimos no ha dejado huella en nuestras vidas y así seguimos sin hacer una pausa, sin ver al todo y a cada una de las partes, dejando que la vida se nos vaya por el despeñadero más cercano. Sin un plan futuro, sin la ambición propia de la juventud. Y es la juventud, la fuerza, el motor que empuja el carro que mueve a cada nación.

Es una reflexión lo que trato de compartir en estos garabatos de letras que les escribo con todos los cerebros juntos y revueltos, hay emoción, hay razón, hay tristeza y melancolía y hay un instinto, una intuición de que abra un futuro mejor en la medida en que la juventud tome conciencia de su rol protagónico en la sociedad

El tomar un receso, el ver hacia atrás y contemplar los escombros y las ruinas, las cenizas de tantos seres queridos que han partido, las brasas de tantos árboles quemados, la basura intelectual con las que nos están bombardeando.

Estamos viviendo un punto de inflexión histórico, el origen de la crisis climática está afectando a cada uno de nosotros. Estamos conviviendo en un mundo en el que hay una revolución antivalores familiares como que estuviésemos retrasándonos en la escala de desarrollo humano y no quisiéramos continuar viviendo en este mundo inquieto y rebelde.

Pareciera que estamos en el tiempo del reptil. Nos gobiernan y nos educan básicamente con el reptil y aunque el cerebro tiene mucha plasticidad lo que se aprende pareciera no ser lo vital

Las posturas antinatalismo, pro aborto están viviendo una resurrección en esta década. La voluntad de abstenerse, de procrear o no querer traer más hijos al mundo está de moda y la espiritualidad y conceptos originarios de la vida están cediendo espacios gracias a esos movimiento mundiales contra natura y que buscan de cierta manera la destrucción o desmembramiento de la célula de cada sociedad, el núcleo familiar, LA FAMILIA.

Como una mujer puede nacer, vivir y morir sin haber pasado por un proceso de parto?, de traer a sus manos a un ser humano, de amamantarlo, de dar el más profundo amor que su corazón lleva, de vivir no por ella sino por una criatura que ella trajo al mundo con el amor más verdadero que puede existir.

Como, una mujer no sienta ese torrente de pasión y de alegría al apretar una manito llena de hermosura y de vida. La mujer nació, fue creada para concebir, para dar fruto, para procrear, para traer al mundo a sus descendientes, para compartir lo más grande que la naturaleza le concedió.

No estoy refiriéndome a religión alguna, sino a las leyes naturales de la vida. Leyes universales que hasta aquellos que no saben leer pueden entender. Esa naturaleza sabia que nos habla con los amaneceres de cada mañana, con las estrellas que nos silban en las noche oscuras o en las noches claras.

Una mujer madre no se priva de todo lo que otra mujer soltera pueda hacer, trabajar, divertirse, emprender y crecer.

Adicionalmente, tenemos el movimiento LGTB que en muchos continentes está avanzando sigilosamente. La expansión de gobiernos de izquierdas, la guerra fría y la destrucción del hombre de la calle, aquellos que caminan a pie, los que creen en las promesas de los politiqueros, los que siempre son optimista y creen que se van a ganar la lotería y lamentablemente son las clases más vulnerables de nuestra sociedad. La clase que los gobiernos manipulan a través de los gobiernos reptilianos

Adultos mayores que no tienen pensiones, y los que la tienen no alcanza para cubrir todos sus gastos, y no hablamos de países sub desarrollados, me refiero a la misma Europa y América.

Pareciera que el presente que vivimos está adornándose de fracasos, de colores oscuros, de letras sin armonía, de pesimismo y de muchas cosas malas.

Nuestra nueva generación está superbombardeada de todas estas noticias malas que solo conllevan a crear un clima emocional negativo y desesperado. Fracaso, catástrofe, guerra, armas, violencia, sexo sin moral, corrupción y pare de contar. Estamos acondicionando los tres cerebros de nuestros niños, jóvenes y adolescente que aún no han desarrollado su neo corteza al máximo a un futuro que no se ve.

Los países avanzados han logrado manejar estratégicamente las tecnologías como las redes sociales, los celulares y la TV para mantener a los seres humanos y en especial a la juventud ocupada en el ocio, en la diversión, en el juego, en las marcas y así olvidarse de las cosas básicas de sus vidas, de su sociedad, de su futuro. Es allí donde los políticos son expertos, reptilianos y límbicos y sus políticas van dirigidas a crear falsas expectativas, a dar esperanzas basadas en puras mentiras que repetidas una y otra vez se transforman en verdades para muchos.

Como padre es mi, deber decir que debemos empoderar a los hijos pequeños y hacerles ver que el mundo de hoy y en especial el del mañana depende de ellos, que está en sus conocimientos y en su preparación luchar para que podamos dar un vuelco positivo a todo este panorama incierto y tenebroso que tenemos en el horizonte cercano.

Acá viene una de las enseñanzas que he aprendido durante esta pandemia. Trabajar sin descanso en mejorar las cosas que está a nuestro alcance, aquellos que están dentro de nuestro control. Utilizar la energía de manera efectiva. Si no está a nuestro alcance, no gastemos nuestras fuerzas, pero si está en nuestro círculo de influencia vamos a realizarlo. No dejar nuestra voz silenciosa, nuestra palabra debe fluir, nuestras letras deben florecer, nuestros pensamientos deben ser rebeldes, cuestionado, ágil y ambicioso. La fuerza de la juventud no puede ser vencida si hay claridad y hay visión de ese nuevo horizonte que el joven quiere,

A planificar la vida juventud. A pensar y a sentir por un mundo mejor en donde Uds. los jóvenes tomen el papel protagónico, prepárense para que Uds. desbanquen a esos viejos con malos vicios de política. Si, a esos viejos, no son adultos mayores, son viejos llenos de malos hábitos en donde su filosofía no encuadra con la armonía y el progreso de una buena sociedad no es el fin.

Estoy de acuerdo que cada quien es responsable de sus actos, y por consiguiente cada quien puede hacer lo que quiera. Sin embargo, vivimos en una sociedad con unas leyes implícitas en la que nos desarrollamos y debemos cuidarla y ayudarla a que se realice plenamente para que todos nosotros seamos más felices.