Vamos a jugar al Golf, torneo grande. Se acerca el momento. Miles de pensamientos alborotan mi cabeza. Algunos son negativos. Dudo sobre mi capacidad para competir, sobre mis posibilidades de éxito, si voy a ser capaz. Me entran sudores, calambres y náuseas. Hay una sensación de miedo y de poner el ridículo hasta dan ganas de abandonar.
¿Te retratas en esta película? ¿Es esto un signo de debilidad psicológica?
No necesariamente. En algunos casos esas dudas pueden ser motivadas por una falta de preparación (física, técnica o psicológica) de la cual se es consciente y que desemboca en una falta de confianza, pero en otros casos esas reacciones no son producto de una debilidad. Hay una razón por la que esto es un fenómeno relativamente habitual, incluso en deportistas con experiencia
¿Por qué motivo ocurre esto? Para entenderlo debemos comprender cuál es el objetivo principal de nuestro organismo. El ser humano está diseñado para SOBREVIVIR. Las competiciones deportivas son una experiencia que nos lleva a situaciones que nos sacan de nuestra zona de seguridad o confort. ¿Qué necesidad tiene nuestro organismo de someterse a tal exigencia física y mental cuando su principal objetivo es el de sobrevivir?
Las estructuras cerebrales primitivas, cerebro reptil, evalúan lo conocido como seguro y lo desconocido como peligroso para la supervivencia, de forma automática. La competición es un acontecimiento que nos puede llevar a situaciones desconocidas o que provoquen un sufrimiento físico, por lo que estas estructuras la interpretan como algo potencialmente peligroso. Por este motivo se desencadenan una serie de reacciones cognitivas y fisiológicas automáticas destinadas al alejamiento o huida de tal situación. La reacción emocional que caracteriza estos momentos es el miedo. El miedo tiene una función evolutiva que es la de asegurar nuestra supervivencia, por lo que la conducta relacionada con esta emoción es la de huir o retirarse del estímulo que el cerebro interpreta como amenazante.
En definitiva, todos estos pensamientos y reacciones emocionales forman parte de un MECANISMO DE DEFENSA, con el objetivo de mantenernos alejados de una situación que escapa de nuestra zona de seguridad.
Si en alguna ocasión experimentas estas reacciones, ello no es necesariamente indicativo de debilidad psicológica (aunque también puede serlo en parte), sino que se trata de un fenómeno inherente a la naturaleza humana.