Buenos días a todos ustedes. Quiero compartir fragmentos de escritos que estoy preparando con relación al proceso de la diáspora de mi país. Un proceso sociopolítico complejo que ha sido instituido, aunque ustedes no lo crean ante los ojos de todos los países del mundo. 18 millones de personas han dejado sus hogares y han tenido que refugiarse, buscar, sobrevivir en cualquier rincón del mundo

Los Sueños y la Libertad
Los sistemas educativos, en su rigidez,
nos han enseñado a transitar la rutina,
a navegar por lo cotidiano,
a amoldarnos a lo lógico y lo ordenado.
Parece que solo el hemisferio izquierdo de nuestro cerebro
mueve los hilos de nuestras vidas;
un reino donde no hay campo para los periodistas,
ni para los artistas,
ni para las letras que danzan en la bruma de lo etéreo.
Si los encontramos, verás que son sombras
de lo que alguna vez fueron,
prisioneros de un sistema que impone
lo que deben ser y lo que deben crear,
muchos obligados a escribir
no lo que anhelan,
si no lo que sus jefes dictan.
Control del cerebro reptil.
La verdad se esconde en los recovecos de la desconfianza,
y aquel que la descubra teme pronunciarla,
porque su vida, como un frágil hilo,
pende de un hilo.
Cada vez somos menos humanos,
reducidos a números y estadísticas,
controlados por los vastos medios de comunicación,
prensa y televisión,
que juegan con nuestro cerebro reptil,
explotando nuestros instintos primitivos
y conduciéndonos, dormidos,
a sus trincheras de conformismo.
Un esperado despertar del cerebro límbico
La sociedad, en un letargo inquietante,
no ha considerado la unión de la educación
con el sentido de las emociones y el amor.
Es el cerebro límbico el que puede rescatar
una sociedad marchita,
muerta, caminando sobre sus propias cenizas,
sin darse cuenta de su decadencia.
No se nos enseña a manejar la energía de la vida,
a abrazar el optimismo, el perdón,
a desactivar el miedo que nos circunda.
En nuestro interior, un casi intruso reside:
el cerebro reptil,
el guardián de nuestras acciones más oscuras,
que se mueve entre sombras
desde hace milenios.
Instrucciones rudimentarias lo moldean,
y formatearlas es un reto que debemos afrontar.
Reducir su influencia es vital,
es el primer paso para entregarnos
a lo humano, para ser más civilizados.
Estamos aquí, en la encrucijada,
por la mera razón de qué gran parte de nosotros
funciona a través de este antiguo cerebro,
cerrando las puertas a la colaboración,
aislándonos en soledad,
perdiéndonos en la niebla sin sueños.
Adoctrinamiento en todas partes
Los medios de comunicación globales,
maestros del manejo del miedo,
nos adoctrinan con sus mensajes,
nutriéndonos de terror
y enseñándonos a vivir bajo patrones preestablecidos.
Lo material y lo sexual ocupan el trono,
mientras la espiritualidad y la paz interior
se relegan a un rincón olvidado.
La repetición alimenta al cerebro reptil,
condicionándonos a hábitos que nos llevan
a horizontes sombríos.
No aprendemos a trascender nuestra realidad,
siendo que hay una falsa ilusión que oscurece
nuestro mundo;
el sentido común se vuelve el menos común de los sentidos.
Nacemos para ser libres,
pero estamos encadenados.
Sí, aprendemos a soñar,
tal vez logramos romper las cadenas
que nos mantienen estáticos,
observando cómo se deslizan los años.
Es hora de dar una patada a la lámpara,
de tomar nuestra propia linterna,
de comenzar a ver en la penumbra,
donde la luz escasea.
Todos hemos tenido la experiencia del sueño,
sabemos lo que realmente significa,
que es algo más profundo
de lo que logramos contar al despertar.
A veces, las lagunas en nuestras memorias
nos recuerdan que hay verdades
que se escapan entre los dedos,
y que no somos capaces de arrastrar a la vigilia.
Frases del día: Emigrar es como reinventarse; es un acto de valentía que convierte los sueños en el idioma común de un futuro incierto
Soñar con un nuevo comienzo en tierras lejanas es el primer paso hacia la diáspora del alma, donde se encuentran identidad y esperanza