Los jóvenes representan la fuerza del cambio, la generación de relevo y la esperanza de un país. En naciones donde los adultos mayores son mayoría, la presencia de jóvenes cobra aún más relevancia. Cualquier sistema político debe priorizar este sector de la sociedad, asegurando su incorporación en el tejido productivo y explorando todos los medios para facilitar su desarrollo profesional, ya sea como emprendedores, autónomos o como empleados en diversas empresas.
Un país que no cuida a sus jóvenes y talentos profesionales enfrenta la diáspora y la fuga de su recurso más valioso: el talento humano. Esto es lo que está ocurriendo en muchos países de Europa. Los jóvenes están abandonando sus naciones y trasladándose a otras que ofrecen estabilidad, mejores oportunidades de desarrollo profesional y salarios más competitivos; en definitiva, una mejor calidad de vida. Las naciones que quedan atrás eventualmente sufrirán las consecuencias de esta situación en un futuro no muy lejano.
En España, muchos profesionales están saliendo del país, mientras que una gran cantidad de personas sin currículum, sin experiencia y sin una historia común están llegando. Esta situación representa una bomba de tiempo que podría explotar en cualquier momento. Formar a un profesional desde la educación primaria hasta la universidad implica una inversión considerable de tiempo y dinero, que se pierde cuando un joven decide abandonar su patria.

La situación en España en relación con la escasez de vivienda y el alto costo de los alquileres y la compra de propiedades está teniendo un impacto significativo en la salud mental de los jóvenes. A continuación, se detallará cómo estos problemas se interrelacionan y sus efectos en el bienestar psicológico de esta población.
1: Escasez de Vivienda y Alto Costo de Alquiler
La dificultad que enfrentan los jóvenes para acceder a una vivienda digna, ya sea en propiedad o en alquiler, es alarmante. El precio elevado de las habitaciones, la tendencia a compartir viviendas con condiciones mínimas y la imposibilidad de independizarse, incluso con empleos estables, son factores que generan una considerable ansiedad y frustración. Esta situación se ve agravada por los siguientes aspectos:
1. Falta de Autonomía: La imposibilidad de independizarse obliga a muchos jóvenes a depender económicamente de sus padres o abuelos. Este estado de dependencia puede provocar sentimientos de incompetencia, baja autoestima y un fuerte estrés emocional, afectando la percepción que tienen de sí mismos y de su futuro.

2. Emigración y Pérdida de Talento: La emigración de jóvenes cualificados en busca de mejores oportunidades laborales y condiciones de vida más favorables no solo deteriora el capital humano del país, sino que también crea una sensación de desarraigo y pérdida de pertenencia. Aquellos que permanecen pueden experimentar una sensación de aislamiento o de falta de oportunidades, lo cual aumenta la desesperanza.
2: Falta de Empleo Digno
La situación laboral en España y los bajos salarios en comparación con el costo de vida han llevado a que muchos jóvenes se sientan desmotivados y atrapados en un ciclo de estrés financiero. A pesar de trabajar en profesiones cualificadas, muchos no logran obtener ingresos suficientes para cubrir sus necesidades básicas. Esto contribuye a:
1. Estrés Financiero: La constante preocupación por llegar a fin de mes puede llevar a trastornos de ansiedad y depresión. Los jóvenes se encuentran en un estado de ansiedad crónica que impacta negativamente su salud mental y su calidad de vida.
2. Desmotivación Laboral: La percepción de que, a pesar de sus esfuerzos, no pueden alcanzar un nivel de estabilidad económica, puede desencadenar un desinterés en el crecimiento profesional y personal. Esto puede llevar a la frustración y a la depresión, ya que muchos sienten que sus esfuerzos no son recompensados.
Frases para hoy:
Sin un hogar seguro, los sueños de los jóvenes se desvanece como el humo
Cuando el trabajo duro no se refleja en un salario justo, los jóvenes pierden la fe en un sistema que debería apoyarlos.
Los jóvenes merecen salarios que reconozcan su potencial; lo contrario es un desincentivo para la creatividad y el progreso,