El Cerebro reptil y transformación

Nuestro sistema educativo y nuestra práctica de gestión no se han actualizado a la nueva realidad mundial.
Tenemos 3 cerebros y la mayoría de las personas no lo sabe. Continuamos operando en modo de supervivencia como lo hicieron nuestro antepasado hace millones de años.
Se necesita una revolución educativa, donde el centro del conocimiento esté más orientado hacia las competencias blandas, donde las actitudes, la aptitud, la pasión, la curiosidad y las emociones sean más importantes que el conocimiento técnico, científico puro.

En tu cerebro habita un intruso, que, silenciosamente y sin darte cuenta, controla muchas de tus acciones y nos maneja desde las sombras de millones de años atrás. Alojado en el tallo cerebral, con un disco duro y algunas instrucciones rudimentarias que son muy difíciles de formatear. Este intruso se conoce como nuestro cerebro reptiliano. Este primer cerebro es un legado de los períodos cavernícolas donde la supervivencia era esencial.

Está diseñado para manejar la supervivencia desde un sistema binario: huir o luchar, con poco o ningún proceso sentimental. Tiene un papel muy importante en el control de la vida instintiva. Es responsable de autorregular el organismo. En consecuencia, este cerebro no puede pensar ni sentir; su función es actuar, cuando el estado del organismo lo exige. Es el centro de limitaciones como: Miedo y cólera.

Es un tipo de comportamiento instintivo, poderoso y programado y, por lo tanto, es muy resistente al cambio. Es el impulso para la supervivencia: comer, beber, temperatura corporal, sexo, territorialidad, necesidad de refugio, protección. Es un cerebro funcional, territorial, responsable de preservar la vida y el que es capaz de cometer las mayores atrocidades porque no mide las consecuencias y no tiene compasión.

Nos coloca en el presente puro, sin pasado y sin futuro y, por lo tanto, no podemos aprender ni anticiparnos. Es impulsividad pura. En el cerebro reptiliano, se procesan las experiencias primarias, no verbales, de aceptación o rechazo. El sistema reptil controla la respiración, la frecuencia cardíaca, la presión arterial e incluso contribuye a la continua expansión-contracción de nuestros músculos.

El mundo es como es porque la mayoría de nosotros usamos este cerebro más que el cerebro límbico, el cerebro del amor y las emociones y el mismo cerebro del racionamiento, el neocórtex.

Pregúntale a los que manejan los medios de comunicación, la radio y la televisión y al político cómo manipulan a nuestra sociedad a través del manejo artístico del cerebro de reptiliano.

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