El sistema límbico es la porción del cerebro situada inmediatamente debajo de la corteza cerebral, y que comprende centros importantes como el tálamo, hipotálamo, el hipocampo y la amígdala cerebral. Estos centros son asiento de movimientos emocionales como el temor o la agresión. En el ser humano, estos son los centros de la afectividad, es aquí donde se procesan las distintas emociones y el hombre experimenta penas, angustias y alegrías intensas. El papel de la amígdala como centro de procesamiento de las emociones es hoy incuestionable.
Joseph E. Ledoux (1988), a través de múltiples experimentos, descubrió que las relaciones emocionales no son necesariamente producto del pensamiento que ocurre en el sistema neocorteza o neocortex. Confirman sus investigaciones que la información sensorial es procesada, en primer lugar, por el sistema límbico, y de allí pasa a la neocorteza para su procesamiento a nivel del pensamiento. Finalmente se traduce en cambios externos o conductuales. Estos descubrimientos revelan que las relaciones emocionales pueden producirse sin la participación de los procesos cognitivos, explicando ello el porqué muchas reacciones humanas son a veces calificadas de irracionales o emocionales.
El sistema límbico debe ser de especial interés para los docentes, porque el aprendizaje involucra contenido emocional. El individuo que aprende, debe engancharse efectivamente en la experiencia de aprendizaje. Debe “querer aprender” y sentir que “puede hacerlo”. De no ser así pueden producirse bloqueos que impedirían al objeto de aprendizaje pasar al sistema neocorteza para ser acomodado y asimilado a la estructura cognoscitiva y producir transformaciones significativas.
El docente debe tratar que los sentimientos del aprendiz en relación al profesor, a la escuela y al tema de estudio interactúen armónicamente con su habilidad para procesar la nueva información, para que así el aprendiz rompa las barreras del sistema límbico y se le facilite el acceso de la información al sistema neocorteza, donde será procesado, transformado, recreado y convertido en aprendizaje permanente y significativo.
Los sentimientos y el aprendizaje no pueden estar separados. En general la investigación ha permitido reconocer que los factores motivacionales y afectivos desempeñan un importante papel en el aprendizaje Solo cuando el individuo siente la necesidad de conocer se dirige hacia la experiencia de aprendizaje.
Basado en las fuentes de información: Miriam Heller, El arte de enseñar con todo el Cerebro.