Cuando se piensa, se imagina o se evoca algo que no sea puramente abstracto (como un problema matemático) siempre se producen emociones (producto del sistema límbico) y reacciones fisiológicas controladas por el “cerebro reptil”.
por ejemplo imagine que cortamos con un cuchillo un limón fresco. O lo que sentimos al recordar un evento desagradable. O bien, qué emociones y respuestas fisiológicas se producen cuando mentalmente anticipamos un evento al que sabemos o creemos que estaremos expuestos.
El concepto de “real” pertenece a nuestro raciocinio, o sea el cerebro neocórtex, no al sistema límbico ni a las estructuras del cerebro reptil. Estos dos no tienen manera de poner en duda lo que la corteza cerebral proyecta. Para ellos “eso” es real. Como reales son las respuestas fisiológicas que desencadenarán.
De ahí la factibilidad de aprovechar esto para desencadenar de manera intencional procesos psico fisiológicos que nos favorezcan, utilizando nuestra imaginación y nuestra voluntad. Al conseguir mediante el ejercicio de la voluntad, respirar de manera profunda y completa, conseguimos mejorar la disponibilidad de energía en nuestro organismo.
Si logramos detener el diálogo interno, conseguimos que las imágenes y sugestiones mentales utilizadas sean inequívocas, claras y persistentes, entonces aquello que nuestra corteza cerebral considere como real, al resto del organismo no le queda otro remedio que considerarlo como tal.